El miércoles a eso de la una de la mañana estaba en la puerta observando la terraza.
La noche estaba perfecta para tomar algo y la gente se divertía y reia. Una buena noche de verano en Madrid.
Un chico joven, de mi edad, se me acerca y me pregunta...
- ¿En la terraza cobráis más caro?¿no?
- No mucho más que en la barra, y la noche esta genial. Siéntate y ya te llevo lo que quieras. ¿Qué vas a tomar?
- Una cervecita.
- Muy bien, ahora te la llevo.
El tío pasa al servicio y le dejo la cerveza en una mesa al azar. Una mesa que curiosamente esta al lado de otra en la que hay tres chicos, dos mujeres y un hombre.
Al salir del servicio coje la carta y me pregunta....
- ¿Está abierta la cocina?
- Aún estas a tiempo, ¿tienes hambre?
Se queda unos instantes mirando lo que tenemos y posa su mirada en el jamón.
- ¡Qué buena pinta tiene!
- ¿Quieres un bocadillo con un poquito de tomate?
- Perfecto. ¡Gracias!
Le preparo el bocadillo y al llevárselo me fijo en algo que me llama la atención. Él esta mirando descaradamente a una de las chicas de la mesa de al lado, una colombiana bastante mona. Y me llamó la atención porque el tío no se cortó ni un pelo. No disimulaba para nada. Directamente la mirada sobre la chica sin apartarla más que para decirme....
- Gracias socio.
¿Socio? En fin, me voy para dentro y paso un rato hablando con las chicas. Al poco le digo a Annie....
- Echa un vistazo fuera, porfa.
Vuelve sonriendo y me comenta lo mismo que vi yo antes.
- Oh, oh. (Una expresión de ella) ¡Ha surgido el amor ahí fuera!
- Jajajajajaja. ¡Ya lo vi antes! El tío no hacia más que mirarla.
- Y ella, Rubén. Ella no le quita el ojo tampoco.
- ¡Pero si es súper feo!
Estamos ya recogiendo por dentro, y veo pasar al servicio al chico. Muy bueno el bocata socio, me dice. ¡Y dale con el socio otra vez!
A los dos segundos entra ella. Muy guapa, con unos pantaloncitos cortos y una camiseta. ¿Qué coño verá esta en el tío ese?
Salgo a limpiar la barra un poco y veo algo que sólo lo puedo calificar como extraño. El chico esta asomado a la puerta del baño de las tías. ¡Le está dando el teléfono!
Hago un gesto negativo con la cabeza. De incomprensión. ¡Pero si es feo y tiene tripa!
Les veo salir disimuladamente al poco. Primero uno y luego el otro. Nosotros nos reímos. Estamos flipando, claro.
Miro mi reloj. La 1:40. Bueno, ya casi es la hora. Salgo a ver si alguien quiere algo más. Una ronda para la mesa de los tres amigos, y una cerveza más para mi "socio".
Él sigue mirándola pero ahora juega también con el móvil, se mandan mensajitos de una mesa a la otra. Alucinante. ¿He dicho ya que era feo? Y con lo de feo quiero decir que yo me considero más guapo, claro está.
Las 2:15. Ya estamos limpiando todo por dentro pero en la terraza aún hay tres mesas. Y mientras hago la caja y sumo facturas vuelve a suceder. Esta vez entra ella primero y él la sigue a los pocos segundos. Y se meten los dos en el servicio de las chicas. Adela, curiosa camarera, se acerca para echar un vistazo. ¡Se están morreando!
Vuelvo a hacer ese gesto de incomprensión y estoy por entrar y decirla, ¡pero no ves que es feo!¡mirale bien por favor!
Al final de la noche el chico se va por su lado y los tres amigos por otro. Y esta historia no serviría más que para echar unas risas sino fuera por un detalle.
Jueves, a las 8:30 de la tarde de ayer.
La colombiana entra al bar. Más arreglada que el día anterior. Preciosa. Aunque las chicas me dicen que no exagere. Así que reculo y digo, vale dejemoslo en guapa.
Se pide un vino y sale a la terraza, se la ve nerviosa y mirando el móvil cada tres segundos.
Y al rato no podía creer lo que vi. Mi "socio" aparece en escena. Vestido igual que el día anterior. Igual de feo, la noche no confunde. ¡Es feo de día también!
Paga la chica su vino y desaparecen.
Y a mi me dejan pensando en algo tremendo. ¿Por qué a otros les resulta tan fácil ligar y para mi es un mundo?¿Por qué ese va a echar un polvo y yo dormiré abrazado a mi almohada?
Vuelvo a hacer mi gesto de incredulidad.
¡Pero si es que es feo!