Todo este suceso ha empezado con un post en mi página de Facebook. Esta mañana, por casualidad, me he fijado en uno que alguien publicó con el título de "me encanta Murcia". Había una foto en la que se veía una playa preciosa y se leia como encabezamiento, playa de Calblanque. Acto seguido lo he buscado en google y me ha soltado un listado de páginas en las que decían que era un paraje natural maravilloso. Y me he dicho, ¡joder Rubén, 20 años aqui y no lo conoces! Asi que esta tarde me he ido a dar un paseo por esa zona.
Acantilados alucinantes, y más hoy con el mar embravecido, olas inmensas rompiendo contra las rocas, el sonido tremendo de la furia del mar. La verdad es que ha sido increible contemplar la naturaleza y el caos que la gobierna.
Y andando he ido a parar a una playa y me he quitado las zapatillas. Y caminando por la orilla, en un momento dado, me he sentado al resguardo de unas rocas. Estaba cansado, llevaba dos horas subiendo peñascos y acantilados. Me quité el pantalón y la camiseta, quedándome en calzoncillos, y me he tirado en la arena a tomar el sol y descansar un poco.
Al rato, quizá 20 minutos, levanto la cabeza y al otro lado de la roca hay una pareja. ¿Y qué tiene de extraño todo eso? Pues que ambos estan en bolas.
Al principio me quedé un poco sorprendido pero tampoco le di mucha importancia. Sin embargo ella no paraba de mirarme. Y claro, yo no soy inmune a la mirada de una tia que no esta nada mal y que desnuda me miraba una y otra vez. Así que me incorporo y la miro a ella también. No parecía importarle pero el juego de miradas acabó por aburrirme y el marido le quitaba toda la gracia al tema. Asi que me puse pantalón y camiseta y me disponía a marcharme cuando no se muy bien porqué le lancé un beso desde la distancia. Ella lo vio y lo que hizo me dejó alucinado. Me hizo señas para que me acercara. ¿Qué? Dudé unos segundos. ¡Estaba el marido de espaldas! ¿Voy? Pero finalmente me fui. Y aquí el azar jugó un papel importante en esta historia. Las llaves de casa se habían caido del bolsillo y tuve que volver al lugar donde estaba tumbado. Ellos no estaban ya pero algo curioso sucedió, al coger de nuevo el coche les vi. Y salieron justo delante mio. Y me hicieron una señal para que parara en un parking.
Estaba flipando. ¿Qué hago? Me dije. Decidí parar a su lado y esta fue la conversación coche a coche con las ventanillas bajadas.
Ella - Hola.
Yo - Hola.
Ella - ¿Qué tal?
Yo - Bien.
Silencio incomodo unos segundos.
Yo - Vosotros diréis.
El - Pues verás, somos una pareja liberal y nos gusta el naturismo y ella se ha fijado en ti. Estamos casados y nos queremos, incluso tenemos dos hijas. Pero desde siempre nos ha gustado el morbo y disfrutar del sexo. ¿Te apetecería hacer un trio?
Yo - La verdad es que tienes una mujer preciosa.
Ella - Me llamo Lola.
Yo - Rubén.
El dice su nombre también pero no presto atención. ¿A quién diablos le importa el nombre de él? ¡¿Me estan proponiendo un trio?!
Yo - Si queréis os doy mi teléfono y hablamos para quedar. Porque aqui y ahora es un poco cutre, ¿no?
Intentaba darme tiempo para pensar, o quizá para despertar.
El - Yo por las mañanas trabajo pero esta noche o el sabado lo tendríamos libre. ¿Qué te parece? Le pregunta él a su mujer.
Ella - El es perfecto. ¿Esta noche estas libre?
Yo - En principio si, pero llamadme y quedamos.
Unos minutos más de charla, ¿de donde somos?¿de vacaciones?¿has hecho algún trio alguna vez? En fin, que tras 10 minutos hablando nos despedimos.
En el coche, de vuelta, no podía creer todo el tema. Ella era muy bonita. Él, era un tio. Ella tenía un cuerpo precioso. Él, era un tio. Ella me miraba con ojos traviesos. Él, era un tio.
A la media hora recibo un mensaje por whatsapp, soy Lola. ¿Puedes esta noche?
Después de haberlo pensado en el coche, tengo casi decidido que me olvidaré del tema pero ella insiste. Esta noche tengo ganas de tener una polla en mi boca y otra en mi coño. ¿Qué tio, en su sano juicio, se niega a eso? Me digo. Pues yo, el estúpido y tonto Rubén.
Y le escribo que mi plan es este. Te invito a una copa, nos reimos, te como la boca y después vamos a algun lugar a disfrutar hasta quedar exhaustos y luego te llevo a tu casa para que se lo cuentes al marido. Ella rie y contesta. Para eso hay cola, yo quiero un trio. Entonces saco mi lado prepotente y digo. Niña, ¿has visto mi cuerpo? No todos los dias se tiene la oportunidad de disfrutar de algo así. Piénsalo y ya me cuentas. Y ella, caliente segun me dice, responde. Buscaré para hoy otro plan y pensaré el tuyo, pero no es lo que buscamos.
Y asi ha quedado la historia. Tan extraña, alucinante e inquietante que no podría creerlo sino fuera porque tengo escrito cada mensaje para corroborar todo lo que pasó esta tarde.
Aún así me sigo preguntando, ¿ha sido real o sólo un sueño? Y entonces me contesto, si fuera irreal no tendría en mi cabeza metida la mirada viciosa y juguetona de Lola al decir a su marido, él es perfecto.
La vida no se mide en minutos se mide en momentos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
viernes, 30 de agosto de 2013
Paseo por la playa
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