La vida no se mide en minutos se mide en momentos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
sábado, 15 de diciembre de 2012
Ejercicio
Algo importante en mi vida ha sido la práctica de ejercicio. Ejercicio físico.
Nunca me he dedicado a ello profesionalmente, ni tengo un cuerpo especial. Sin embargo siempre me ha gustado. Bueno, siempre no. Desde los 19 o 20 años.
Empecé haciendo bici. Practicando mountain bike. Para mi, cada día que salía era un reto. Me proponía ir más rápido en un trayecto o intentar ir más lejos, o ver si podía subir una montaña. Me divertía, me sentía feliz cada vez que batía una meta.
Dos años mas tarde me propuse hacer la maratón de Madrid, 42 km corriendo sin haberme gustado nunca correr. Pero quería demostrarme a mi mismo que podía hacerlo. En esos 42 km tuve momentos de flaqueza, momentos en los que quería abandonar. Pero lo que no he conseguido en otras facetas de mi vida lo he conseguido con el deporte. Perseverancia. Superación. Acabé la maratón extasiado, muerto físicamente, agotado mentalmente. Pero al momento me dije, ¡quiero probar con la ultramaratón! Sabía que era imposible porque son 100km pero mi mentalidad con el ejercicio ha sido así. Probar mis límites.
No se dónde he leído que el cuerpo humano es la máquina de ingeniería más perfecta jamás creada. Cada músculo, cada tendón, cada articulación tiene un propósito, tiene un sentido.
Ahora, en este momento de mi vida me ha dado por aumentar mi potencia física. Mi musculatura. Definir y potenciar.
Me siento como un capitán de navío del siglo XV o XVI a la conquista de nuevas tierras, de nuevos mundos. Yo voy a la conquista de mi cuerpo, de mi mente. Y luchas como ese capitán cuando se encontraba con un pirata y se liaba a cañonazos. Luchas por superarte como si te encontraras en medio de la batalla. Una guerra entre tu mente y tu cuerpo. Intentas ganar, ordenas a tu cerebro que mueva los músculos. Sientes el corazón bombeando la sangre que lleva el oxígeno a cada rincón de tu cuerpo. Pum pum, no te rindas, pum pum, confianza, pum pum, éxito.
La adrenalina hace su efecto y aumenta el ritmo cardíaco. Intensidad. Sientes un éxtasis incomparable. Fuerza. Tu moral sube como la espuma y te hace seguir un poco más, hasta caer rendido. Poder. Te duele, pero te repites a ti mismo, el dolor de hoy es la felicidad de mañana. Ya lo dijo Stallone en su papel de Rocky. "El mundo no es todo alegría y color es un lugar terrible y por muy duro que seas es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido permanentemente si no se lo impides, ni tu ni yo ni nadie golpea más fuerte que la vida. Pero no importa lo fuerte que golpeas sino lo fuerte que pueden golpearte y lo aguantas mientras avanzas. Hay que soportar sin dejar de avanzar. Así es como se gana. Si tu sabes lo que vales ve y consigue lo que mereces pero tendrás que soportar los golpes. Y no puedes estar diciendo que no estas dónde querías llegar por culpa de él, de ella ni de nadie. Eso lo hacen los cobardes y tu no lo eres. Tu eres capaz de todo."
Motivación. Ahí radica todo el secreto. El cerebro es el músculo más importante.
No quiero parecer vanidoso, no lo hago por los demás, lo hago por mí. Poner límites a lo que puedo hacer. Poner en orden mis miedos y mis deseos. Es algo interior, y siempre ha sido así.
En un mundo en el que la apariencia es tan importante parece contraproducente que hable de sensaciones. Mucha gente va a gimnasios, sale a correr, hace yoga. Multitud de deportes. Pero lo más importante es como se afronta, como se vive. Sin duda mi opinión es que hay que disfrutar y hacerlo por lo que quieres ser no por lo que quieres parecer.
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