La fecha de hoy es un día del que se ha hablado mucho. Los mayas no se creerían todo el revuelo que ha causado su ya archifamoso calendario.
Sin embargo, a mi este día me trae a la memoria un instante de hace unos años.
Era Agosto. En la playa, en La Manga. A mediados de mes siempre suele haber una lluvia de estrellas, las perseidas o como también se las llama, las lágrimas de San Lorenzo. Ese año fui a ver las estrellas alejado de todos y de todo. Quería contemplarlo en absoluta soledad. Busqué un sitio sin demasiada contaminación lumínica y me tumbé en la arena.
El firmamento estaba repleto de pequeñas motitas blancas, y pasados unos minutos vi la primera estrella fugaz. Me emocioné. Nunca antes había visto una. E hice lo que todo el mundo, pedir un deseo. No me acuerdo que deseé en esos instantes pero de lo que si me acuerdo es que me puse a pensar sobre el universo. Al poco vi otra estrella recorrer rápidamente el cielo, en realidad no son estrellas, lo sé. Pues sí, me puse a pensar sobre lo que siempre me ha llamado la atención, el universo infinito. Es imposible pensar en lo grande que es el universo con sus millones de galaxias y billones de planetas y estrellas. El otro día por ejemplo leí que el telescopio Hubble había descubierto una galaxia que dista tanto de nosotros que se formó casi cuando el big bang. Es decir, estamos viendo el pasado. En su infinitud es imposible pensar que no haya un planeta parecido al nuestro en el que se haya desarrollado vida, y no hablo de hombrecillos verdes con cabeza deformada. A todos aquellos que niegan la posibilidad de vida en otro lugar del universo es porque no se ha detenido a mirar el cielo.
Y mientras veía los meteoritos pasar fugazmente por el cielo mi pensamiento vagaba por esos mundos lejanos y planetas inhóspitos. Fantaseaba con ir alguna vez al espacio y contemplar la tierra desde las alturas de una nave espacial. Sueños.
El espacio es para nosotros como el mar y los océanos eran para los aventureros del siglo XV cuando salían a navegar sin saber muy bien que les depararía el futuro, que habría unas millas más adelante. Nos toca a nosotros ser ese Cristóbal Colón de los cielos e ir en busca de nuevas tierras. La única diferencia son las distancias, demasiado grandes para un ser humano. El espacio abarca tanto que necesitáremos de robots que vayan por nosotros, o descubrir por fin un agujero espacio-temporal que nos transporte a otros lugares. Tarea muy complicada. Pero hay que tener la mentalidad de antaño y no derrumbarse ante el hecho de que vivimos muy poco para tan largas distancias.
Ahora con todo este maremagnum de informaciones y noticias sobre el fin del mundo y como llegará me doy cuenta de todo lo que la gente ignora sobre el cielo, sobre nuestro planeta y sobre el universo en general. Los mayas eran gente muy sabía para la época en la que les tocó vivir, gente que miraba a los cielos para predecir acontecimientos importantes, y lo hicieron con bastante exactitud. Al igual que otras muchas civilizaciones antes que ellos. Antiguamente las estrellas se veían con más intensidad ya que no había ningún tipo de contaminación lumínica y era posible ver en cualquier punto de la tierra constelaciones y estrellas que ahora nos es difícil vislumbrar. Pero todo esto del fin del mundo, algo que han vendido hasta la saciedad, algo que se ha creado para ganar dinero, es una soberana tontería.
Yo no creo que hoy haya un meteorito gigante que nos vaya a impactar, no creo en un diluvio, ni que una radiación solar colapse todos nuestros equipos electrónicos y nos vayamos todos al garete. Más bien creo que el enemigo está en casa, en el propio planeta. Y somos nosotros. Guerras, masacres, asesinatos en masa, violencia, todo eso es nuestro fin del mundo.
Y personalmente creo que toda esta gente debería mirar al cielo, como lo hicieron los mayas, como lo hicieron los egipcios hace miles de años y ver. Entender que somos seres que en comparación con el universo no duramos nada. Un profesor mío decía que somos seres de 10 millones de segundos, es nuestra duración aquí de media. Una insignificancia para la edad de todo lo que hay en el firmamento.
El sol tiene fecha de caducidad, claro, es una estrella y como todas mueren. Pero eso ocurrirá dentro de muchos años, muchísimos, y en cuanto el sol se extinga, la tierra irá detrás. Pero hasta entonces creo que podremos disfrutar de un viernes tranquilo y apacible. Disfrutad.
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