Primavera en el Retiro.
Entramos por la puerta principal, la que está en la plaza de la Independencia. Observamos el arco mandado construir por Carlos III, la famosa Puerta de Alcalá. Y ya nos traslada a siglos anteriores cuando la corte paseaba por los jardines del Retiro y vislumbramos la importancia del lugar al que nos vamos a adentrar.
La brisa primaveral nos trae el olor de las flores al pasar por las puertas enrejadas. Y de golpe te das cuenta de que la pomposidad de antaño se ha transfigurado. Ahora te dan la bienvenida las gitanas con sus ramitos y su interés por decirte un futuro que nadie sabe.
Cientos de niños con sus bicicletas y patines, abuelos paseando y parejas jóvenes se mezclan. Escuchas de fondo la banda de música tocar y de vez en cuando te topas con artistas callejeros.
Y después de unos metros de incertidumbre por lo que te vas a encontrar ves el lago. Atestado de barcas que con sus remos chapotean en el agua algo turbia.
Paseando por el lateral del lago te encuentras más artistas callejeros, espectáculos de guiñoles y videntes sacadas de los programas nocturnos de la tele. Un batiburrillo de gentes que no te deja aburrirte y extasiado por tanta gente de toda clase y condición nos sentamos en una terraza. Momento en el cual te dejas llevar por las conversaciones de las mesas de alrededor, distraído, sin tampoco prestarles demasiada atención y que acaban siendo murmullos ya que durante unos instantes te das cuenta de la belleza de los árboles que empiezan a poblarse de hojas, de la variedad de colores de las flores que te rodean, y el zumbido ocasional de un insecto que te saca de la ensoñacion y de tus pensamientos.
Y de pronto dices, ¿vamos a dar una vuelta? Porque te acabas de dar cuenta de que el Retiro guarda muchas sorpresas y rincones y por muchas veces que hayas ido siempre hay algo nuevo, siempre hay algún detalle que te hace pensar, sí, el parque del Retiro es el paseo más bonito de Madrid.
Entramos por la puerta principal, la que está en la plaza de la Independencia. Observamos el arco mandado construir por Carlos III, la famosa Puerta de Alcalá. Y ya nos traslada a siglos anteriores cuando la corte paseaba por los jardines del Retiro y vislumbramos la importancia del lugar al que nos vamos a adentrar.
La brisa primaveral nos trae el olor de las flores al pasar por las puertas enrejadas. Y de golpe te das cuenta de que la pomposidad de antaño se ha transfigurado. Ahora te dan la bienvenida las gitanas con sus ramitos y su interés por decirte un futuro que nadie sabe.
Cientos de niños con sus bicicletas y patines, abuelos paseando y parejas jóvenes se mezclan. Escuchas de fondo la banda de música tocar y de vez en cuando te topas con artistas callejeros.
Y después de unos metros de incertidumbre por lo que te vas a encontrar ves el lago. Atestado de barcas que con sus remos chapotean en el agua algo turbia.
Paseando por el lateral del lago te encuentras más artistas callejeros, espectáculos de guiñoles y videntes sacadas de los programas nocturnos de la tele. Un batiburrillo de gentes que no te deja aburrirte y extasiado por tanta gente de toda clase y condición nos sentamos en una terraza. Momento en el cual te dejas llevar por las conversaciones de las mesas de alrededor, distraído, sin tampoco prestarles demasiada atención y que acaban siendo murmullos ya que durante unos instantes te das cuenta de la belleza de los árboles que empiezan a poblarse de hojas, de la variedad de colores de las flores que te rodean, y el zumbido ocasional de un insecto que te saca de la ensoñacion y de tus pensamientos.
Y de pronto dices, ¿vamos a dar una vuelta? Porque te acabas de dar cuenta de que el Retiro guarda muchas sorpresas y rincones y por muchas veces que hayas ido siempre hay algo nuevo, siempre hay algún detalle que te hace pensar, sí, el parque del Retiro es el paseo más bonito de Madrid.
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