La vida no se mide en minutos se mide en momentos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
jueves, 13 de diciembre de 2012
World Trade Center
Todo el mundo más o menos recuerda que hacía mientras dos aviones se estampaban contra las Torres del World Trade Center. Es un hecho reciente en la historia que ha cambiado el modo de ver las cosas de mucha gente, ha cambiado leyes, ha causado guerras y ha generado una absoluta desconfianza entre la gente.
Quitando teorías conspiratorias de todo tipo, que escuchando algunas te dan que pensar la verdad. El hecho es que dos aviones enormes se empotraron contra las Torres.
Yo estaba terminando de comer, y siempre en mi casa veíamos los titulares del telediario para enterarnos de las noticias más importantes. En seguida nos dimos cuenta de que ese día no iba a ser uno cualquiera. Matías Prats empezaba a decir que un accidente había ocurrido en Nueva York, en principio decían que una avioneta o un helicóptero de los muchos que pululan por allí se había estrellado pero minutos después cuando el otro avión entro en escena todo parecía tomar visos de que algo grande y terrible estaba sucediendo.
Me quedé con las ganas de saber más de la noticia porque a las 4 de la tarde tenía un examen de inglés en la escuela oficial de idiomas. Me fui de casa con la sensación de intranquilidad y expectación que generan los grandes sucesos de la historia. Al llegar al examen todo el mundo comentaba la noticia, todos alucinábamos con las imágenes que habíamos visto. Y durante el examen no paraban de sonar los móviles con mensajes y alertas de noticias y hasta un chico gritó medio en broma medio en serio, ¡Profesora, se está acabando el mundo! En ese momento las risas se escucharon en la sala pero seguramente porque éramos inconscientes de la gravedad y magnitud de lo que sucedía en esos momentos a 6000 km de distancia. Al otro lado del Atlántico las Torres colapsaban y se derrumbaban con cientos de personas dentro. Una masacre en toda regla.
Al salir del examen y en días posteriores vi imágenes de todo tipo, bomberos llenos del polvo de la Torres, miles de papeles volando por el aire, gente tirandose de las ventanas ante la horrible idea de morir quemado, personas deambulando sobre cenizas. Esas imágenes mostraban un Nueva York apocalíptico. Se veia el abatimiento de la gente y después la furia contra aquellos que habían causado todo aquello. Una de las palabras más escuchadas seguramente fuera venganza.
Un par de años después estuve en Nueva York, en la zona cero como se le acabó denominando a aquel socavón en medio del skyline neoyorquino. Y a pesar del tiempo transcurrido aún quedaba un poso en el ambiente de todo lo sucedido aquel fatídico día.
Se escuchaban a las máquinas trabajando, no se veía demasiado bien lo que hacían porque todo el perímetro estaba vallado. Esa misma valla en la que había colgadas fotos y recuerdos del atentado. Paseé un rato alrededor y contemplé las instantáneas, crudas y reales, no es lo mismo verlo en televisión que verlo en el lugar donde todo ocurrió. Te entra en el estómago un sentimiento al que no encuentro ninguna palabra para describirlo. Sorprende la inmensidad del hueco dejado por las Torres y te imaginas a todas aquellas personas corriendo bajo el polvo, a ciegas. Resguardandose bajo los coches o en los comercios cercanos. Llevando a los heridos a la Capilla de Saint Paul y a la Iglesia de la Trinidad en la que han hecho un especie de santuario en memoria de todos los caídos. Recorres esas calles aledañas a Wall Street y piensas en que la vida puede cambiar en un instante. Te da rabia, sí, rabia porque el mundo se volvió mezquino y cruel, o quizá siempre fuera así y mi percepción era más inocente.
Los americanos son gente que se sobrepone con facilidad buscando nuevos retos y les miraba a las caras mientras yo echaba un último vistazo a aquel inmenso hoyo, aquel agujero que en unos años verá un nuevo proyecto, una nuevas Torres, más altas, más seguras, más alegóricas. El mundo cambia, el ser humano también. Sin duda el 11 de Septiembre de 2001 nos transformó a todos.
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