La vida no se mide en minutos se mide en momentos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

domingo, 6 de agosto de 2017

Capítulo 3: Las perseidas, Tinkerbell y las lágrimas de San Lorenzo.

"Cuando nació el Sol y su hermana la Luna su madre murió. El Sol le ofreció a la Tierra el cuerpo de su madre del cual surgió la vida y de su pecho extrajo las estrellas y las lanzó hacia el cielo nocturno en memoria de su espíritu."

Por estas fechas siempre me da por mirar al cielo, escudriñando esferas celestes y puntitos brillantes. Buscando mitos y leyendas, quizá personajes inventados o sobrenaturales, deseando ver realizados sueños locos. Estimando oportuno creer en aquello en lo que viejos chamanes y brujos, avezados guerreros y niños con demasiados pájaros en la cabeza quisieron aceptar como válido y real. ¿Y por qué no? Me digo mirando ese firmamento que cada noche trae a mi mente cuentos llenos de evocaciones ensoñadoras y mágicas. 

Perseo está en su apogeo en estos momentos. Ahí arriba lucen en estos instantes con mayor luminosidad las estrellas que componen esta constelación. Entrecerrando los ojos, esforzando la vista y con algo de imaginación podríamos distinguir a Mirfak, Algol, Menkib, Atik, Gorgonea Tertia...Sugerentes nombres que conminan a soñar con otras épocas, otros lejanos tiempos, otras vidas en las que los temidos dioses poblaban el Olimpo y los simples mortales se desvivían por complacerles. En los antiguos manuscritos, Perseo estaba representado por un valiente guerrero pertrechado con el casco de Hades y el escudo de Atenea. En una mano portaba la espada de Hermes, en la otra la cabeza de Medusa. 
Se ganó su hueco en la Teogonía de Hesiodo al derrotar a la terrible guardiana con cabellos de serpiente. En un hábil y rápido movimiento de su escudo logró cercenar el cuello de Medusa de cuya sangre nació Pegaso. Pera esa, esa es otra historia. 
El cometa Swift-Tuttle saluda a Perseo en su veloz recorrido por los cielos. En su rápido caminar alrededor del Sol pequeñas porciones de polvo estelar atraviesan la atmósfera terrestre creando un bello y singular fenómeno. La lluvia de meteoros o lluvia de estrellas. Las perseidas. 

El 10 de Agosto es una fecha señalada para algunos. 
San Lorenzo fue un diácono de Roma al que dieron caza en un mundo despiadado y sangriento. Escuché esta historia en el mismo lugar en el que ocurrieron los hechos y en aquel momento no pude imaginar la escena. Intentaré describirla. Lorenzo atado a una parrilla, el fuego llegando desde el suelo hasta su cuerpo, gritos de dolor, desesperación, risas nerviosas, súplicas, llantos, lágrimas.
Un diez de Agosto del año 258, un ser humano era quemado como si de un simple asado se tratase. Lorenzo, derramó unas pocas lágrimas antes de exhalar su último aliento. 
Las perseidas también son llamadas las lágrimas de San Lorenzo porque su apogeo, su mayor esplendor, ocurre la noche del diez de Agosto. 

Pero vayamos a una parte más amable de mi relato de hoy. ¿Seré solo yo o alguno de vosotros ha confundido alguna vez una estrella fugaz con el vuelo de Tinkerbell?
Quizá sea solo cosa mía como Peter Pan que nunca quise dejar de ser. Puede que tan solo sean imaginaciones mías y que una estrella fugaz sea solo eso pero... ¿Qué sabemos de ella? ¿Quién es Campanilla?
Bien, no podría decirse que sea un experto en el tema. Su vida en los años anteriores a Peter me es desconocida completamente. ¿Cómo llegó a tener el poder de volar? ¿Aprendió o nació siendo así? ¿De dónde sale el polvo de hadas? Sé que hay varias películas sacadas directamente en DVD sobre su vida, documentos que tuve en mi poder, pero el tiempo (siempre escaso) hizo que no pudiera echarles un vistazo y me quedase con esa intriga. ¿De dónde salió Tinkerbell?
Lo único que puedo analizar, pues, es lo que he conocido de ella mediante Peter Pan.
Se cuenta que tenía una hermana gemela, Periwinkle. Pero desconozco si hubo más hermanos o si su madre era un hada también. 
Lo que desde luego todos tenemos en mente es su cualidad más llamativa, la de poder volar. Por lo tanto tiene esa fe en lo imposible. Es soñadora. Cree a pies juntillas que todo es realizable. Según confiesa Peter a Wendy y los demás niños, es la única condición necesaria para poder volar. Hay que pensar en algo feliz y dejar que suceda. 
También sabemos que la pequeña Tinker es una enfadica. Se cabrea cuando Peter ayuda a los niños y sobre todo a Wendy. Siente celos de ella. ¿Por qué? Cabría preguntarse, Wendy no es el tipo de persona por la que Peter se volvería loco. Campanilla se comporta de manera caprichosa en ocasiones, es como una niña pequeña. 
Sin embargo comprobamos al poco, que en el fondo es buena chica. Cuando Peter necesita ayuda ahí está, al pie del cañón con todos sus poderes de hada, para derrotar al malvado Garfio.
¿Qué más podemos saber? Pues que está un pelin loca y es valiente. Deducciones lógicas. Pese a su pequeño tamaño no duda en enfrentarse a cualquier peligro. 
Es adorable, eso lo demuestra el hecho de que no hay niño en este planeta que no tenga un especial cariño por Campanilla. Al verla exclaman, señalan, sonríen. ¡¡Tinkerbell!!
Aunque su padre literario la describió de manera distinta, menos "Disney" podría decirse. Algo que descubrimos escarbando un poco en su historia. Debido a su tamaño tiene más de un sentimiento a la vez y eso provoca que sea en ocasiones malcriada, irascible y ciertamente vengativa. Pero de pronto se vuelve cariñosa y servicial con Peter, al que trata de manera especial al estar enamorada de él. Barrie, en su novela, no pule esos detalles y deja que sea arisca en ocasiones pero en el fondo, como hada buena que es, deja entrever a un bello ser que fruto de su vida y experiencias no ha podido evitar comportarse en instantes dados de una manera menos amable. Disney cambió ese lado más borde aunque dejó la esencia de lo que representa, una niña que nunca quiso crecer. 
Tinkerbell en definitiva es un arcoiris de emociones, atributos, sentimientos, habilidades. Una paleta completa de tonalidades, una explosión de colores. 

He visto a Campanilla varías veces. La primera de todas en un cielo oscuro lleno de reflejos de brillantes y fugaces colores. Al verla volar grité, señalé, exclamé...¡Tinkerbell! 
No es extraño (al menos para mí) que después de aquella ocasión, en las noches cercanas al diez de Agosto, cuando veo una de esas pequeñas lágrimas de San Lorenzo, diminutos trocitos de polvo estelar dejados por un cometa que más allá de las nubes va mostrando su rastro de "miguitas de pan" por toda la Vía Láctea, piense que alguna de esas estrellas fugaces sea la dulce Tinkerbell que viene a saludarme. 

Pffffffff...escucho resoplar entre dientes a las gentes sin fe en lo imposible. ¿Qué chorrada es esta? Dicen, negando con la cabeza. ¿Campanilla, un mártir de hace dos mil años y semidioses olímpicos?
El cielo esconde miles de secretos. Creedlo o no. Pero como dijo Peter en una ocasión..."No dejes de soñar, solo quien sueña aprende a volar." 
Si fuera vosotros esta noche, y las que siguen, levantaría la mirada y observaría. Yo lo haré, sin duda.



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