La vida no se mide en minutos se mide en momentos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

domingo, 10 de febrero de 2013

El Loto Blanco

Pai Mei espera en lo alto de una colina a que su alumna suba por las escaleras que la conducen hasta él. Está sentado a las puertas de un monasterio. Tranquilo, meditando. Su alumna se presenta con una reverencia.
Esta escena de Kill Bill Vol.2 es algo a lo que me estoy enfrentando yo ahora.
Yo soy ese alumno que se postra ante su maestro. A diferencia de Beatrix Kiddo, yo tengo muchos maestros. No obstante la tarea sigue siendo complicada. En breve saldré a dar mis primeros pasos en el Parkour. Me encerraré en el monasterio el tiempo que haga falta para aprender y mejorar mi técnica.
Pai Mei más conocido como el Loto Blanco es un personaje basado en un monje real. Un monje que vivió durante la dinastía Qing llamado Bai Mei lo que se podría traducir por cejas blancas. Este hombre aprendió las artes marciales en el templo Shaolin de Henan. Según algunas leyendas fue una de las 5 personas que unicamente sobrevivieron a la destrucción del monasterio Shaolin de Fujian a manos de los manchues en 1768. Algunas de estas leyendas le achacan a él ser el cabecilla que originó la revuelta que llevo al monasterio a las cenizas. Pasando por alto quien fue el que empezó el desastre lo cierto es que sobrevivió a el y fue el creador de un estilo propio de Kung Fu que fue enseñando a sus discípulos y que ha llegado hasta nuestros días. Zhang Lichuan y Fai Yun fueron los dos primeros discípulos de "cejas blancas". Fueron a la montaña de Emei, donde estaba recluido el monje, y aprendieron durante 8 años la forma de luchar que tenía Bai Mei. Lichuan fue el promotor de estas enseñanzas llevándolas por toda China e incluso le puso nombre en honor a su maestro. A partir de entonces a este estilo de Kung Fu se le llamará Pak Mei. (Nombre cantonés de Bai Mei)
Volviendo a nuestro personaje ficticio, Pai Mei somete a un cruel tutelaje a su alumna, Beatrix Kiddo también conocida como la mamba negra. Le enseña con dureza y disciplina y ésta no huye de la responsabilidad que le ha sido conferida, aprender el noble arte del Kung Fu en el estilo de la garra del águila. Aguanta toda clase de penalidades hasta dominar los movimientos e incluso el Loto Blanco le hace poseedora de un conocimiento muy especial, el golpe de 5 puntos de presión que revienta el corazón, la técnica más temible de Pai Mei.
Mi aprendizaje será desde cero, mi mente es un continente vacío. En un par de meses, desde que me propuse este reto he ganado en fuerza y agilidad. Mi potencia de salto se ha incrementado y mi velocidad de piernas está aumentando. Conociéndome, mi principal lucha será no rendirme, no abandonar al primer síntoma de no mejoría. Recuerdo, cuando era un crio, que mi abuelo me enseñó a montar en bici. Yo era un niño poco paciente y cada vez que no me mantenía sobre las dos ruedas y perdía el equilibrio me enfadaba y dejaba la bici tirada en el suelo muy enojado. Mi abuelo con su infinita sabiduría supo manejar la situación y al final logré aprender. Con los años no he mejorado en ese aspecto y sigo siendo bastante impaciente sin embargo he de mantener la calma. ¿Lo lograré? Quien sabe. Por ahora no he dejado mi entrenamiento previo, enseñando a mi cuerpo que puede realizar algunos movimientos básicos. Algunos días acabo extenuado pero es el precio que hay que pagar. Sin duda me daré algunos batacazos, me caeré. Lo interesante es ver si me levantaré después de cada caída. Yo mismo estoy expectante ante lo que pueda lograr hacer. Soy un misterio hasta para mi mismo. Y desde luego eso es lo bonito de esta empresa que me propongo comenzar. Conocerme algo mejor y llevarme hasta el límite. ¿Cuanto puedo soportar?
Al principio de su instrucción, Beatrix ni se imaginaba que podría dar un golpe tan certero y potente como para romper un tablón de madera a pocos centímetros de su mano. Es ficción, estamos de acuerdo, pero la historia está llena de gente que ha conseguido logros increíbles. Simplemente hay que creer en las posibilidades de uno mismo. Pensar que se puede hacer y materializar ese pensamiento. Hacer que suceda.
No entiendo demasiado sobre la filosofía Zen, en realidad no se nada. Pero os dejaré con una frases que decía Bruce Lee, conocido maestro de Kung Fu y gran divulgador de esta filosofía. Contaba, en una entrevista que lei hace tiempo, que cualquier tipo de conocimiento se convierte automáticamente en conocimiento de uno mismo. No se trata de aprender unos movimientos sino de conseguir expresarse uno mismo con ellos. Y esto es una cosa realmente complicada. Y en mi opinión es cierto. Enfrentarse a una hoja en blanco y escribir, pintar un cuadro de la nada, crear música o realizar unos movimientos que expresen lo que eres es muy complicado. Te enfrentas a ti mismo.
Y para ello, Bruce daba un consejo. Decía que fuéramos como el agua. Que no tuviéramos una forma concreta. La naturaleza del agua hace que sí se vierte sobre una taza se convierte en ésta, si la metemos en una botella adapta su forma, si la echamos en una tetera se transforma en tetera. El agua fluye o golpea. Ese es el secreto, la adaptación al medio. Ser como el agua. Convertirse en ella.
Y eso, amigos míos, es lo que me propongo hacer.